La palanca: ¿qué proponemos?
¿Qué se quiere?
• Incrementar la cantidad de metros cuadrados de espacio público peatonal y de kilómetros de carriles para bicicletas.
• Cambiar positivamente el comportamiento ciudadano, así como aumentar el cumplimiento y el acatamiento de las normas y la disciplina social.
• Cambiar hábitos ciudadanos cotidianos en el espacio público.
• Estimular en los ciudadanos la resolución colectiva y activa de los asuntos de la ciudad.
• “Usar”, en el buen sentido de la palabra, a los trabajadores que se están incorporando a la actividad laboral como multiplicadores del buen ejemplo y, de esta manera, ayudar a los otros a cambiar.
¿En dónde queremos intervenir?
a) En los ciudadanos
Queremos intervenir en la rutina diaria de los ciudadanos trabajadores mientras se dirigen a su lugar de trabajo y viceversa; en su vida cotidiana; y en su entorno. El fin es promover en ellos el buen comportamiento y uso adecuado del espacio público y del sistema de transporte. Para así aprovechar su actividad para “dar ejemplo” en cuanto al cumplimiento y acatamiento de los protocolos que buscan disminuir la propagación del virus. Esto se traduce en efectos sociales positivos en el territorio. Permite mejorar la ciudadanía, el comportamiento y la convivencia; y logra reposicionar lo colectivo y la comunidad.
En ese sentido es importante, para generar efectos sociales positivos en el territorio, trabajar la gestión de las emociones y pérdidas de los ciudadanos, la resolución de conflictos y estimular el sentido común colectivo.
b) En la ciudad
Con respecto a la implantación de los carriles de bicicletas, se sugiere seleccionar corredores con alto potencial de conectividad, como los enlaces de la red existente que no se hayan completado. Así mismo, iniciar con acciones temporales de urbanismo táctico, usando elementos como conos y maletines plásticos que permitan establecer la oportunidad de intervenir positivamente el espacio público y resolver eventuales conflictos con residentes o negocios.
Para la ampliación de andenes se sugiere trabajar en las “zonas vulnerables” determinadas por las autoridades, así como en los sectores de la ciudad que se estime que son susceptibles a aglomeraciones.
Cuatro componentes de intervención:
¿Qué problemas trata de solucionar?
El distanciamiento físico, la disciplina social y el buen comportamiento son una necesidad durante la pandemia. Además, la forma más efectiva de prevenir contagios es el aislamiento preventivo o cuarentena. Sin embargo, dada la apertura paulatina de algunos sectores, iniciada el 11 de mayo, crece la necesidad de hacer desplazamientos que, por lo menos en Bogotá, significan alrededor de 2’300.000 personas diarias movilizándose por la ciudad.
La Organización Mundial de la Salud ha recomendado que, si los desplazamientos son necesarios, se realicen prioritariamente a pie o en bicicleta. Esto facilita mantener distancia entre las personas para reducir el riesgo de contagio y, al mismo tiempo, reduce la presión sobre el transporte público, donde es más complejo cumplir con el distanciamiento físico.
La reactivación de la economía en las ciudades implica que muchos ciudadanos saldrán a la calle para desplazarse hacia sus lugares de trabajo. Saldrán a pie, en bicicleta, en moto, en transporte público y hasta en carro privado. Estos desplazamientos pueden traer consecuencias en cuanto al aumento de las probabilidades de contagio y transmisión del virus. En consecuencia, si el espacio público, el sistema de transporte o las empresas no se usan adecuadamente en términos de comportamiento, y si no se garantizan unos sistemas de movilidad basados en la caminabilidad segura y amplia, y en el uso seguro de la bicicleta, los problemas pueden ser mayores.
Lo que se ha observado es que los factores que más aumentan los riesgos de contagio y de impactos generados por la COVID-19 son la indisciplina social, el mal comportamiento ciudadano, la reducida visión de lo colectivo, el poco cuidado y responsabilidad con el otro y la baja capacidad de cumplir y acatar normas. Según la Encuesta de Cultura Ciudadana y Percepción Ciudadana[1], las variables anteriormente mencionadas significan una gran desventaja frente a otros países.
Diagnóstico: ¿Por qué la proponemos?
La implantación de andenes provisionales y de carriles para bicicletas son formas efectivas de motivar a nuevas personas a caminar o a usar la bicicleta como modo de transporte. Así mismo, se convierten en la manera de movilizarse más saludable dado el aislamiento físico.
Los carriles para bicicleta mejoran la seguridad, especialmente la percepción en las mujeres, y son una medida de bajo costo relativo frente, por ejemplo, al transporte masivo, a los buses o al ferroviario. De igual manera, tienen un especial impacto positivo en la población joven y de bajos ingresos, ya que mejoran sus condiciones de acceso a oportunidades urbanas. Así mismo, la implantación de andenes provisionales en sectores que, por la afluencia masiva de personas se convierten en un riesgo de contagio, es una medida que permite garantizar una mayor distancia entre personas.
Por otro lado, en mediciones y análisis realizados por el equipo de Salud Pública de la Fundación Santa Fe de Bogotá, se puede determinar la incidencia del “cambio de comportamiento” en el número de infectados y una fecha pico hipotética en distintos escenarios de retiro de la cuarentena.
La ciudadanía, el civismo y la acción ciudadana son un solo conjunto. Sobre estas variables es pertinente incentivar y promover estrategias que permitan generar una amplia conciencia sobre la importancia de las acciones cotidianas, del comportamiento y de su impacto en la ciudad y en la comunidad. También, en el beneficio colectivo de reactivar la economía y de proteger las ciudades del contagio y la propagación del virus.
Además, es importante aprovechar el momento para incentivar hábitos y comportamientos que estimulen el interés ciudadano por la ciudad y que generen estrategias cívicas como construcción cultural de largo plazo. Más que cambios institucionales, se requieren cambios culturales y cívicos.
Actores responsables: ¿Quién lo haría?
La infraestructura y la señalización están a cargo de los entes territoriales (municipios o distritos). En el caso de Bogotá, si es señalización (pintura horizontal y vertical, tachones, hitos, segregadores, etc.) está a cargo de la Secretaría Distrital de Movilidad, quien implanta y mantienen el urbanismo táctico.
Por su parte, la construcción de civilidad y buenas prácticas ciudadanas estarán en cabeza de la administración distrital o las alcaldías. La coordinación del diseño de las estrategias, acciones ciudadanas y campañas públicas estarán a cargo de organizaciones cívicas y sociales, así como de redes comunitarias. La implementación estará a cargo de empresas, universidades, colegios, organizaciones sociales, redes comunitarias y de los ciudadanos corresponsables.
La medición básica para la infraestructura y señalización serán los números de kilómetros de ciclorruta habilitada y metros cuadrados de andén. Indicadores adicionales pueden ser conteos de usuarios por género o encuestas de satisfacción.
Mecanismos de evaluación
Para la construcción de civilidad y buenas prácticas ciudadanas, se pueden establecer mediciones cuantitativas y cualitativas:
• Número de ciudadanos y comunidades en procesos formativos y de liderazgo colectivo.
• Número de intervenciones comunitarias: actividades para alentar buenas prácticas, el cuidado de los espacios públicos, la realización de jardines, etc.
• Número de redes comunitarias creadas.
• Incremento de la percepción comunitaria de confianza en los vecinos, la participación en asuntos públicos, en niveles de convivencia, en mejora del comportamiento ciudadano y aumento de la intención de hacerse parte de trabajos colectivos por el bien de la ciudad.
Beneficios esperados
• Lograr el distanciamiento físico adecuado para disminuir la propagación y contagio del virus COVID-19.
• Reducir la presión de ocupación sobre transporte público.
• Reducir las emisiones contaminantes y la congestión, logrando una mayor inclusión social, impactos positivos en salud (actividad física utilitaria) y menores emisiones de gases efecto de invernadero.
• Incrementar la infraestructura segura y motivar a un mayor uso de la bicicleta por mujeres.
• Disminuir la propagación del virus con buenas prácticas en el espacio público.
• Promover el cambio de hábitos en los ciudadanos aprovechando el momento de reactivación de la economía y reincorporación a la vida laboral.
• Activar el corazón, la vitalidad, el sentido común, colectivo y voluntario de los ciudadanos y de la comunidad hacia lo público y hacia los otros.
• Crear conciencia de que las acciones individuales tienen consecuencias sociales, medioambientales y culturales.
Costos
• Costo público: financiar el diseño del proyecto y/o palanca y desarrollar estrategias para seguridad ciudadana.
• Costo político: apoyar el proyecto y las acciones ciudadanas.
• Costo empresarial: financiar las acciones ciudadanas y el voluntariado de sus empleados.
• Costo académico: financiar el involucramiento de sus estudiantes y voluntariado.
• Costo ciudadano: trabajar voluntariamente y garantizar el cambio y la sostenibilidad.
Otros aspectos
Existe la percepción de que la implantación de este tipo de infraestructura es negativa para la circulación vehicular. Algunas personas y autoridades locales se han opuesto con éxito, como en Valledupar; han demorado proyectos, como en Bucaramanga; o han evitado implantación, como en la calle 1 sur y la carrera 50 en el Batán en Bogotá. Es importante la participación ciudadana para evitar problemas y lograr incluir las opiniones de todos los sectores.
Además, es relevante resaltar la necesidad de construir estrategias de seguridad ciudadana para evitar robos y violencia de género en el espacio público.