¿Cómo garantizamos el éxito de nuestras políticas públicas sin saber cómo reaccionaremos a ellas?

En la última década la ciencia del comportamiento ha servido como herramienta innovadora para diseñar políticas públicas más efectivas que ayuden a maximizar su impacto, mejorar los sistemas de incentivos y promover, desde la insistencia en el detalle, cambios sociales. Así lo explica en este video Octavio Medina, senior associate de Ideas42.

La ciencia del comportamiento explora la conducta humana con el objetivo de encontrar evidencias sobre cómo las personas construyen sus motivaciones, toman decisiones o actúan en distintos contextos. Se aleja del modelo económico tradicional basado en el planteamiento de programas sociales que presuponen que el ser humano toma sus decisiones haciendo siempre un análisis ‘racional’ de costes y beneficios.

En el Impact Report de Ideas42, encontramos ejemplos que ponen de manifiesto cómo la aplicación de estas técnicas en intervenciones públicas y privadas aporta mejores resultados, con menos costes y simplificación de procesos.

En el ámbito educativo, por ejemplo, este documento explica cómo la creciente brecha educativa puede reducirse si se ponen en práctica este tipo metodologías. En EEUU una iniciativa tan simple como enviar una carta a los estudiantes con menos ingresos, garantizando cero costes y asistencia para rellenar los formularios de becas, aumentó las solicitudes del 26% al 67%.

En estos momentos de crisis, maximizar la eficacia de nuestras políticas públicas es más importante que nunca, y la ciencia del comportamiento puede ofrecer una nueva vía de exploración y aplicación para las administraciones públicas.