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Colombia

Palancas

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Creación de capital social

Cuidadoras y cuidadores locales

El objetivo de la palanca es crear el programa de “Cuidadoras y cuidadores locales”, buscando incentivar y preservar acciones positivas en la prevención del contagio de COVID-19 y de comportamientos positivos que han emergido en la sociedad.

30 julio 2020

 

El objetivo de la intervención es establecer una nueva idea de “ciudadana/o ejemplar” durante y posaislamiento. Esta idea o concepto de ciudadana/o ejemplar busca contribuir a guiar la conducta individual y a que los ciudadanos puedan también regular a los demás en sus comportamientos. Asimismo, busca generar una pedagogía ciudadana activa, basada en el cuidado del otro, a medida que se activan diferentes actividades de empleos, empresas, industrias y, más adelante, el encuentro social.

Además, propone un sistema de cuidadoras y cuidadores locales, multiplicadores, que puedan organizar a su comunidad (manzana, edificio, conjunto, iglesia, vereda), en el manejo de la responsabilidad con la pandemia. Esto se desarrolla a través de liderazgos legítimos locales que puedan impulsar la palanca desde la organización comunitaria, instituciones educativas y todo tipo de organizaciones sociales, ciudadanos convenciendo a ciudadanos y haciendo eco de las recomendaciones de las autoridades.

Por último, la palanca plantea un sistema de reconocimientos y distinciones para las cuidadoras y cuidadores locales. Buscando resaltar dentro de su comunidad y en la sociedad en general liderazgos en el cuidado colectivo que exige esta nueva normalidad.

¿Qué problema trata de solucionar?

La palanca busca solucionar un problema importante que aparece a partir de la pandemia del COVID-19: ¿qué es ser buen ciudadano en esta nueva realidad? En este sentido, se busca generar un referente de ciudadano/ciudadana ejemplar durante el aislamiento y posaislamiento que proteja la salud propia la de los demás y preserve los cambios positivos que resultaron de la pandemia. Se propone abordar el problema desde el nivel local, siguiendo una lógica “bottom up”.

Hoy, los modelos epidemiológicos prevén que para el caso de Colombia los picos de contagio serán en los siguientes 3 meses (julio, agosto y septiembre de 2020)[1], esto significa que los mayores desafíos están por venir. Por lo anterior, es necesario replicar las acciones individuales que han tenido un efecto positivo en la prevención de la COVID-19 y organizarse para responder de manera articulada para reducir al máximo la cantidad de contagios, las malas prácticas de cuidado y los comportamientos nocivos frente a la pandemia.

Diagnóstico

En este escenario, en el que todas las personas pueden ser portadores asintomáticos o sintomáticos de COVID-19, las recomendaciones de las autoridades son comportarse y acatar las medidas como si todos estuviéramos contagiados.

Por esto, existe una gran cantidad de información sobre las acciones que las personas deben o no tomar para cuidarse y cuidar a los demás en esta nueva normalidad.

El programa de “Cuidadoras y cuidadores locales” contribuye como guía y orientación para saber qué se debe hacer y que no es necesario en la prevención del contagio, y ayudar a consolidar, en el imaginario social, las conductas positivas de solidaridad, autocuidado y convivencia consciente sobre el impacto de la acción individual en lo colectivo.

Investigaciones de los profesores Thompson, S., Michaelson, J., Abdallah, S., Johnson, V., Morris, D., Riley, K., & Simms, A. (2011) sobre el comportamiento de los seres humanos, sugiere que los momentos de cambio, como la pandemia que atraviesa el mundo, son un punto de intervención eficaz para la formación de nuevos hábitos. La razón que justifica este planteamiento hace referencia a la modificación de las circunstancias de vida de un individuo cuando este atraviesa un cambio dentro de un período relativamente corto en el tiempo. Como consecuencia, existe mayor disposición para romper hábitos preexistentes y formar nuevos más fácil.[2]

Los comportamientos habituales del ser humano están dados por la interacción con características estables del entorno físico y social, por esto cuando estas características cambian, surge una oportunidad. Por ejemplo, estudios empíricos en Reino Unido[3] demostraron que los hábitos de lectura y ejercicio de estudiantes que cambiaban de universidad, tenían más probabilidad de persistir después de la mudanza cuando el nuevo entorno era similar al antiguo; donde era diferente, en cambio, había más posibilidades de que se formaran nuevos hábitos.

Asimismo, los cambios en el comportamiento también están dados por choques exógenos, como la crisis económica del 2008 o la crisis energética en California, donde hay evidencia que la gente puede hacer cambios marcados en sus hábitos de consumo y sus comportamientos de viaje debido al choque.

Por lo anterior, la nueva normalidad a la que los individuos se vieron forzados a adaptarse, es una oportunidad para desarrollar nuevos hábitos y comportamientos que nos permitan redirigir los efectos que está teniendo la COVID-19 en la vida de cada una de las personas, y diseñar estrategias para preservar y construir capital social en nuestra sociedad, a partir de la generación de nuevos comportamientos individuales basados en el autocuidado y la responsabilidad.

Actores responsables de su implementación

Esta palanca incorpora un enfoque bottom-up (de abajo hacia arriba) en su desarrollo, ya que reconoce que la concertación y la participación amplia de la ciudadanía es clave antes de continuar avanzando en el proceso de implementación con niveles de gobierno o instituciones. Lo anterior, quiere decir que se parte desde el nivel comunitario hasta el nivel institucional para organizar su puesta en marcha.

El éxito y la sostenibilidad de la palanca depende en gran medida de un modelo de regulación entre pares, donde ciudadanos influencian a otros ciudadanos a través de liderazgos legítimos locales. Esto es una apuesta por descentralizar el poder hacia las conversaciones horizontales fomentando mejores vínculos entre los grupos de nuestra sociedad.

Lo anterior, muestra la importancia de articular el trabajo con organizaciones cívicas como las juntas de acción comunal que pueden ser catalizadores de los esfuerzos en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena y Barranquilla. Asimismo, ediles a nivel local, sumado a una articulación, para el caso de Bogotá, con el Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC) y la Secretaría de Gobierno. Dichas ciudades serían los principales contextos de intervención del programa, dado que pueden concentrar mayores aglomeraciones y por tanto ser focos de transmisión del virus.

De otro lado, se pueden incorporar psicólogos, docentes, padres y madres de familia de asociaciones e instituciones educativas de diferentes ciudades como parte de la red de Cuidadoras y cuidadores locales. Por último, actores como Colombia Líder o Colombia Cuida Colombia pueden contribuir a su implementación.

Mecanismos de evaluación

La evaluación se centrará en el seguimiento de medidores de capital social, tales como confianza, empoderamiento, disposición a participar de los sistemas de organización comunitaria y de gobierno local. Lo anterior se complementa con encuestas de percepción (antes y después) a los miembros de la comunidad del cuidador local para observar el nivel de modificación que tienen en los comportamientos. Asimismo, se propone incluir el programa de Ciudades Cómo Vamos para hacer un seguimiento detallado a ciudades priorizadas.

Dada la larga duración esperada de la pandemia, es importante considerar indicadores longitudinales de la palanca. Para esto, se deben desarrollar mediciones detalladas de actitudes y comportamientos de la comunidad tales como movilidad y distanciamiento físico, de tal manera, que estos nos permitan recopilar información de los mismos sujetos, repetidamente, durante un período definido de tiempo.

Por último, se contemplan otro tipo de indicadores como el número total de cuidadoras y cuidadores locales que decidan participar en el programa o el número de redes nodales que se establezcan para compartir y aprender buenas prácticas y establecer redes de apoyo comunitarias. La rendición de cuentas debería ser a la comunidad misma por parte de los “cuidadores locales”.

Autores: María Cecilia Dedios, Diego Cancino, Daniel Uribe y Yesid Henao


[1] Modelo COVID, SALUDATA. Observatorio de Salud de Bogotá. Disponible en: http://saludata.saludcapital.gov.co/osb/index.php/datos-de-salud/enfermedades-trasmisibles/modelo-covid/
[2] Thompson, S., Michaelson, J., Abdallah, S., Johnson, V., Morris, D., Riley, K., & Simms, A. (2011). “Moments of change” as opportunities for influencing behaviour: A report to the Department for Environment, Food and Rural Affairs. NEF (the new economics foundation) (Pag. 20.) Defra, London. Disponible en:: http://sciencesearch.defra.gov.uk/Default.aspx?Menu=Menu&Module=More&Location=None&Completed=0&ProjectID=16193
[3] Wood, W., Tam, L., & Witt, M. G. (2005). Changing circumstances, disrupting habits. Journal of Personality and Social Psychology, 88(6), 918–933. https://doi.org/10.1037/0022-3514.88.6.918